martes, 14 de octubre de 2008

Taller: Acerca de cómo escribimos

Había prometido dedicar unas líneas en este blog al contenido de las charlas que se mantuvieron el pasado sábado 4 de octubre, durante el III Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, acerca de los medios y los recursos de los escritores.

Me centraré, en particular, en las conclusiones obtenidas en la mesa redonda titulada La alquimia de las palabras: técnicas y recursos del escritor, en la que participamos José Carlos Somoza, Javier Márquez y yo.

Resulta indiscutible que el escritor debe reunir cierto talento, alguna experiencia y bastante disciplina. Naturalmente, escribir es un acto y un trabajo que deben gustar si quiere hacerse bien. No debe olvidarse que se escribe para que lo lean otros y les agrade. Es crucial no aburrirse escribiendo y, si es necesario, buscar situaciones poco convencionales y temas que no se encuentran en las librerías y nos gustaría leer.


En líneas generales, el proceso de elaboración de una obra narrativa puede constar de determinadas etapas, que no tienen por qué sucederse las unas a las otras necesariamente, sino que incluso pueden solaparse o entrelazarse:

- Surgen las ideas y se organizan. Con este análisis previo, que puede enlazar directamente con el siguiente paso, se prepara la guía de viaje, una de las partes más divertidas de escribir, antes incluso de empezar a redactar.

- Se realiza la labor de documentación.

- Se plantea el impacto del principio y del desenlace de la obra.

- Se trabaja en el desarrollo, a veces, según la obra y el autor, con ayuda de un esquema o guión previo.

- Se estudian los personajes y cómo darles vida propia dentro de la historia. La creación de la ficción se fundamenta sobre todo en los personajes, aunque también haya que dedicar tiempo al entorno, al mundo que les rodea. Hay que lograr que se independicen; justamente, lo más difícil es que nos desobedezcan y cobren vida. Los personajes pueden cambiar la línea original de la narración. Se consigue dándoles tiempo y conociéndolos mucho.

- Se establece la estructura de la novela: partes, capítulos, prólogos, epílogos, en ocasiones incluso el número de páginas.

- Se hace una revisión imparcial de la obra acabada, desde la distancia. Se necesita un momento especial para que podamos considerarla ajena y proceder a la corrección de errores o situaciones descritas vagamente. Quizá haya que esperar aproximadamente un mes para olvidar lo hecho y repasarlo con otra mirada. Es la manera que tenemos de no reconocernos en la obra y leerla con objetividad.

La mayor dificultad es creerse la historia para poderla contar sin dificultad. Luego, cada libro se puede escribir de forma distinta, provocando un cambio de voz, incluso de estilo.

1 comentario:

Javier Márquez Sánchez dijo...

Una síntesis impecable de todo lo que allí se habló. Me lo voy a guardar porque te ha quedado todo tan claro y conciso que seguro que me vendrá bien repasar estas notas de vez en cuando... jejeje

Un saludo a todos